Vigilia Pascual

Es la celebración central de todo el año litúrgico, ocurre al caer el sol del Sábado Santo.
Es la "noche santa" en la que la Iglesia celebra, en la forma más expresiva, la obra de la redención como memoria, presencia y espera. Los cristianos recordamos la noche en la cual Cristo sale de la tumba, victorioso de la muerte y esta memoria se hace realidad, porque sabemos que el mismo Cristo resucitado está presente en la comunidad que celebra el gran acontecimiento.

Lo llamamos "vigilia", por la actitud de espera que debe tener el cristiano, según la invitación del evangelio: "Tengan la ropa puesta y mantengan encendidas sus lámparas. Estén como hombres que esperan que su patrón regrese de un casamiento para abrirle la puerta. Dichosos los siervos que el Señor a venir, encuentre despiertos…" (Lc 12, 35-37)

Para todo cristiano este velar adquiere el valor simbólico de la espera de la venida del Señor. Así la Vigilia Pascual se convierte en programa de vida: estar siempre alertas y preparados para nuestro encuentro final con el Señor.


Símbolos y ritos de la celebración

BENDICIÓN DEL FUEGO
Es el inicio de la vigilia. Habla del paso de las tinieblas a la luz, de la noche al día. Las tinieblas simbolizan el pecado y la muerte; y la luz simboliza a Cristo Resucitado.
CIRIO PASCUAL.
Se enciende el Cirio Pascual, que simboliza a Cristo resucitado y se reparte su fuego para encender las velas que todos los fieles llevan a la celebración, significando que Cristo, "Luz del Mundo", ilumina la vida de los hombres con su Resurrección. Se coloca al frente, en el presbiterio, desde donde domina toda la asamblea.

PROCESIÓN

Consiste en entrar al templo o lugar de la celebración, precedidos por el Sacerdote que lleva el Cirio Pascual en Alto, significa que somos el Nuevo Pueblo de Dios, nacido de la Pascua; peregrinos seguimos a Cristo Resucitado, nuestro Jefe y Luz del Mundo a través del desierto de esta vida hacia la Patria Celestial.
LITURGIA DE LA PALABRA
El símbolo de la luz del cirio cede el lugar a la realidad de Cristo, luz del mundo, presente en su Palabra, proclamada en esta noche. En ninguna otra celebración hay tantos textos como en esta. Son nueve lecturas que presentan en síntesis la Historia de la Salvación. Las lecturas se hacen a manera de diálogo entre Dios y la comunidad, cada una está precedida de momentos de silencio, aclamaciones y cantos de salmos. Las siete primeras lecturas se hacen del Antiguo Testamento, para admirar la obra de la Creación (Génesis); recordar los prodigios que hizo Dios con Israel su Pueblo (Éxodo); leer a los profetas que anunciaron la Salvación que Dios realizaría para todos los hombres; las siguientes dos lecturas son, una de San Pablo que anuncia a la nueva Iglesia que Cristo resucitado de entre los muertos, ya no muere más y la más importante, el Evangelio, que narra la Resurrección del Señor.
LITURGIA BAUTISMAL

Momento en que se bendice el agua bautismal, se celebra el Bautismo a quienes se hayan preparado para ingresar en la comunidad cristiana y se renuevan las promesas bautismales por parte de todos los presentes.

LITURGIA EUCARÍSTICA


Como en todas las Celebraciones Eucarísticas (Misas), se prepara el altar con los dones del pan y el vino, para hacer presente la Pascua de Cristo, como Él nos lo enseñó. La celebración eucarística es el centro de toda la vigilia. La palabra eucaristía, significa "acción de gracias". En esta noche pascual, la Iglesia celebra su acción de gracias a Padre por habernos dado a su Hijo muerto y resucitado. En esta noche se comprende más que nunca el porqué los primeros cristianos llamaron Eucaristía a la Cena del Señor. Este es el momento en que nació la verdadera Eucaristía: ¡La Pascua!. Por esto, el Misterio de la Noche Pascual culmina en la Eucaristía, que ya no la ofrece Cristo solo, sino en compañía de su Iglesia.

La Pascua. ( definición ).

Todo acontecimiento importante es conveniente que sea recordado. El pueblo de Israel alimentó su fe en el Señor, recordando las maravillas que Él realizó con sus padres. Ahora los cristianos recordamos la obra más maravillosa que Dios Padre ha hecho en su Hijo, por medio del Espíritu Santo: LA RESURRECCIÓN DE JESÚS, contenido fundamental y fundamento de nuestra fe. La Resurrección de Jesús es un acontecimiento absolutamente único y trascendente, sin embargo se inserta en nuestra historia humana y la afecta a través de un conjunto de sucesos históricamente comprobables que fueron manifestaciones del Resucitado y por tanto de la Resurrección. A diferencia de cualquier acontecimiento humano, el acontecimiento salvífico se hace presente, porque tiene como finalidad la salvación de los hombres de todos los tiempos. La Resurrección de Jesús, es lo que los cristianos celebramos en la Pascua, centro de todo el Año Litúrgico.


Pascua judía

Para comprender mejor la Pascua que celebramos los cristianos, conviene recordar brevemente la Pascua Judía: el libro del Éxodo narra las penurias que el pueblo de Israel pasaba como esclavo en Egipto y cómo Dios llama a Moisés para que lo libere, prometiéndole una tierra próspera y fértil que Él les daría en propiedad si los israelitas se deciden a dejar la seguridad y esclavitud de Egipto. Después de muchos problemas, los hebreos emprenden el camino por el desierto hacia la "tierra prometida". Los judíos celebran solemnemente, cada año la Pascua, recordando el acontecimiento histórico de su liberación de la esclavitud y los acontecimientos portentosos que el Señor realizó para liberarlos. La palabra "pascua", significa "paso":
El paso del Señor por Egipto, sacrificando a los primogénitos egipcios y "respetando" las casas de los israelitas que estaban marcadas con la "sangre del cordero", que habían sacrificado por instrucciones de Moisés.
El paso del pueblo, de la esclavitud de Egipto a la libertad del camino hacia la tierra prometida.
El paso del pueblo por el Mar Rojo, que Dios había abierto para que escaparan de los Egipcios que los perseguían y que Dios cierra para ahogar ahí a los soldados y al faraón.
La Pascua que vivió aquel pueblo, anuncia la Pascua definitiva que vivirá Jesús para liberar al hombre de la esclavitud del pecado.

Pascua de Cristo

Los Evangelios nos hablan de la Pascua de Cristo y presentan dos puntos de vista distintos, que se complementan: San Juan nos dice que la Pascua de Cristo coincide con su muerte en la Cruz, para él, Jesús sustituye la inmolación del cordero con su propia inmolación en la Cruz. Los otros tres evangelistas nos presentan la Última Cena como la Pascua celebrada por Cristo, en la que sustituye la cena pascual por la Cena Eucarística. Para San Juan la Pascua de Cristo es su paso de este mundo al Padre, por eso presenta a Jesús como el "Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Jn 1,29). Une la muerte de Cristo con su glorificación: la Pascua es muerte que lleva a la Resurrección. La hora de la crucifixión es llamada "su hora" (cf. Jn 12, 23-33). Los otros evangelistas, por su parte, insisten describiéndola detalladamente, que Cristo celebró la Pascua con la institución de la Eucaristía (Cf. Lc 22, 8.15; Mc 14, 12-16). Hablan de la muerte de Cristo en función de la "remisión de los pecados" (cf. Mt 26,28; Mc 14,24; Lc 22,20). Y hablan también de una muerte que realiza una Nueva Alianza . La Pascua de Cristo consiste, por tanto en su inmolación al Padre, que Juan contempla en su momento real y en la institución de la Eucaristía, que los evangelios sinópticos contemplan en su momento sacramental, éstos insisten en el signo, aquél en la realidad significada. En Cristo encontramos el "Cordero Inmolado"; el Paso de Dios entre los hombres; la Humanidad liberada de la esclavitud del pecado para pasar a la Patria prometida, la Nueva Alianza fundada en el amor.

La pascua de la Iglesia

La predicación de los Apóstoles se centra en el acontecimiento pascual. Desde tiempos apostólicos se habla de la Pascua Cristiana, -de la Iglesia de Cristo-, que celebraban en lugar de la Pascua Judía. (cf. 1Cor 5, 7.8; 1Pe 2,16). Por la Resurrección de Cristo, los cristianos son capaces de pasar de las tinieblas del pecado a la luz de la gracia, (Cf. 1Pe 2,9). Los primeros cristianos se reunían a "partir del pan" diariamente (cf. Hch 2, 42-46; 5,42). El misterio pascual para ellos, es vida de todos los días y no simple recuerdo. En un segundo tiempo encontramos la celebración dominical (cf. 1 Cor 16, 1.2; Ap 1,10; Hch 20, 7-12). Hay muchos documentos antiguos además, que presentan cómo los cristianos se reunían el domingo -día de la Resurrección del Señor- a celebrar la Eucaristía, en contraposición a la celebración judía del sábado. Una tercera etapa sería cuando se comenzó a celebrar la Pascua anual. A partir del año 135, primero en Jerusalén y luego en Alejandría, se celebraba el domingo siguiente al 14 de Nisán, (día en que los judíos celebraban su Pascua). Hasta durante todo el siglo III, la Pascua fue la única festividad anual de los cristianos. En ella condensaban y revivían la historia de la salvación que va desde la creación hasta la parusía. Era la fiesta de Cristo, del "Cristo de ayer, de hoy y de siempre" (Hb 13,8). Poco a poco esta fiesta se va desarrollando y estructurando. De una vigilia pascual precedida por unos días de ayuno, se llega progresivamente al triduo pascual del viernes, sábado y domingo; días dedicados respectivamente al recuerdo de Cristo muerto, sepultado y resucitado. Ese tiempo de ayuno fue alargándose hasta constituirse la Cuaresma. Con esto se estableció un período preparatorio de penitencia y oración con duración de 40 días. Esta estructura la encontramos a partir del siglo IV. En tiempo de pascua los ornamentos del altar y la vestidura del sacerdote son color blanco.

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