Les mostramos al grupo de jóvenes y no tan jóvenes que en Caritas ayudan como voluntarios a descargar las donaciones, seleccionar la ropa, calzado, pañales, agua, mercadería para luego ser distribuidos en la población priorizando las zonas afectadas. Es toda una organización, algunos ayudan en la parte de niños y bebes, otros en la cocina facilitando un te, agua o comida para los voluntarios; otros trasladando lo seleccionado a los barrios, otros atendiendo a la gente en la puerta de Caritas, etc.. Que Dios y la Virgen Purísima los bendiga a cada uno.
Tú me dijiste Señor que en mi camino,
iré encontrando hambrientos de mi pan,
que habrá sedientos que vengan a mi fuente,
enfermos tristes de frío y soledad.
Tú me dijiste que sufres en el pobre,
que estás desnudo no tienes libertad,
que en el anciano que espera tú me esperas,
y en ese niño de hambre morirás
AQUÍ ME TIENES, SEÑOR, YO QUIERO AMARTE,
AMANDO AL POBRE Y A AQUEL QUE SUFRE MÁS.
TUYO ES MI PAN Y EL AGUA DE MI FUETE,
VEN A MI CASA Y AMOR ENCONTRARÁS.
En el camino hay siempre un hombre herido
que necesita mi ayuda y mi amistad,
no mil discursos que hablen de justicia,
no mil palabras que el viento llevará.
En el camino Jesús me está mirando
y en tu mirada hay pena y soledad.
Quiero entregarte mi alma y mi alegría
toda mi vida en ofrenda de hermandad.
Texto del Evangelio (Mt 25, 31-46):
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de Él todas las naciones, y Él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el Rey a los de su derecha: “Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme”. Entonces los justos le responderán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?” Y el Rey les dirá: “En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis”.
Entonces dirá también a los de su izquierda: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis”. Entonces dirán también éstos: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?” Y él entonces les responderá: “En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo”. E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna».
En el Evangelio de Mt, 25,31-46, las palabras de Jesús, el Maestro, son claras y precisas en torno a la caridad fraterna:”Por que tuve hambre y me distes de comer,…todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicieron”. El rostro de Dios, que es espíritu puro, se refleja en el de cada uno de los seres humanos, sobre todo en el de los más pobres de la sociedad, de ahí, nuestro respeto y ayuda hacia ellos.
El alma de Cáritas se nutre de la idea de este texto de Mateo y se esfuerza por desarrollar en el mundo cuantos proyectos caritativos estén a su alcance para ayudar a hermanos nuestros que sufren el mazazo de la pobreza por diversas causas.
Canalicemos nuestros donativos voluntarios y nuestros propios tiempos de ocio al servicio de los necesitados en entidades como Cáritas, seguros de que un día Jesús, el Maestro, nos lo premiará.
Invocación al Espíritu
Ven, Espíritu Santo,
y haz que mi mente, mi voluntad y mi corazón
se conviertan en tu templo,
lugar donde se escucha, se conserva y se encarna
la Palabra de Dios.
María, mujer del silencio, obtennos la gracia
de la apertura y de la comprensión de la voz de Dios
en la realidad en que vivimos.
Ven, Espíritu Santo,
y haz que mi mente, mi voluntad y mi corazón
se conviertan en tu templo,
lugar donde se escucha, se conserva y se encarna
la Palabra de Dios.
María, mujer del silencio, obtennos la gracia
de la apertura y de la comprensión de la voz de Dios
en la realidad en que vivimos.
Habitualmente estamos enfrentados a diversas campañas de “solidaridad” y a sus esfuerzos publicitarios por parte de nuestra sociedad; Iniciativas estas, que son extremadamente necesarias y deben ser atendidas a cada momento, pero tengamos claro que jamás ellas serán una solución definitiva, plena, efectiva y eficiente, para quienes son su objetivo. Necesitamos con urgencia hacer comprender a todos los miembros de nuestra sociedad, que la solidaridad está ligada al grado de conciencia que tengamos sobre la vida misma. No es un asunto de los poderosos, autoridades, empresarios, adinerados, etc., prueba de lo cual es que el poder cambia continuamente de manos, y las formas de actuar son muy similares frente a circunstancias similares. Esto es un asunto de cultura social y de humana conciencia social, lo que debe ser atendido a todos los niveles de la sociedad.
La solidaridad es mucho más que “sentirse bueno” o “sentirse mejor” por alguna acción puntual, se refiere a un aspecto esencial del ser auténtico, de ser uno mismo, de aceptar nuestra identidad y realidad donde ninguno de nosotros “es”, sino en la medida de nuestra relación de compromiso con los demás. Nadie puede ser -comprendido como identificarse a sí mismo frente a la existencia-, sin previamente haber adquirido la conciencia de lo único auténticamente propio que disponemos: nuestra libre voluntad y capacidad de amar, de darnos a otros seres por otros seres, de identificar e interpretar sus necesidades como propias, y atenderlos con la urgencia, perseverancia y la dedicación que otorgamos a las propias necesidades.
Mientras no comprendamos que sólo en el prójimo podemos ver el reflejo de nuestra verdadera identidad, jamás aprenderemos el sentido de la solidaridad, del compartir, o de la compasión; y así, mientras permanezcamos en este mundo, jamás será posible que comprendamos el maravilloso significado de la Voluntad de Dios y el prolífico sentido de la auténtica misericordia.
1 comentario:
hola queria saludar a todos los chicos que estan ayudando en caritas...
se re portan... hoy en dia muy pocos jovenes se preocupan por los demas y brindan su trabajo en beneficio a los demas...
los quiero un mucho a todos los chicos...
sobre todo al grupo juvenil de la purisima
Dios quiera que sigan asi... siempre... que no bajen los brazos... que lo que hacel es muy lindo...
los felicito por su predisposicion
QUE DIOS LOS BENDIGA
LOS QUIERE
CAREN...
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