La Navidad en la voz de los pastores

Con ocasión de la Navidad, una de las dos fiestas más importantes para los cristianos, los pastores de la Iglesia en la Argentina se pronunciaron por medio de mensajes pastorales o bien, en las homilías de las misas que celebraron en los templos de sus diócesis. Algunos de ellos son:
Mar del Plata
El obispo de Mar del Plata, monseñor Juan Alberto Puiggari, presidió la misa de Navidad en la catedral de los Santos Pedro y Cecilia, ante una gran cantidad de fieles, tanto marplatenses como turistas. En la homilía, subrayó la necesidad de pedir la gracia del reencuentro, no sólo con Dios sino también en la familia y en el país: “Cuántas rupturas, separaciones en la familia por no sabernos perdonar, no entendernos, no tenernos más paciencia. Tenemos que reencontrarnos en la familia. También, comenzando a vivir el Bicentenario de nuestra Patria, tenemos que reencontrarnos entre los argentinos. No puede ser una Patria tan dividida, tan confrontada. Todo es enfrentamiento, todo es rivalidad, signo de que no está Dios”.
Catamarca
En su mensaje de Navidad, el obispo de Catamarca, monseñor Luis Urbanc, destaca que la Navidad invita a cambiar de las tinieblas a la luz y entre otras cosas llama a: “Donde haya violencia verbal y física, ser constructores de paz, de diálogo”; “donde se atropelle a la persona por su condición, su origen, o pensamiento distinto… poner la luz del respeto, el amor y la aceptación”; “donde la vida se vea despreciada o atropellada en todas sus formas: del no nacido, del niño, del anciano, por la violencia delictiva, la droga, luchar por la vida”; “donde haya hermanos excluidos, sobrantes, descartables, luchar por políticas públicas más justas, universales y equitativas para generar inclusión”. (texto completo de la mensaje)
Buenos Aires
“Hoy, igual que hace dos mil tantos años, en la Tierra hay sombras de muerte, muchos flagelos camuflados. En ese ayer la dominación de los romanos y los impuestos que se llevaba el Imperio. El pueblo pobre se quedaba afuera mirando a Dios por la cerradura. Hoy hay otras formas solapadas de totalitarismos que seducen dominando vidas y conciencias. Los impuestos a la vida han hipotecado la esperanza. Sigue el miedo. Miedo a lo que puede pasar, miedo a lo que le dejamos a los que vienen detrás nuestro, miedo a no ser queridos, miedo a estar solos, a no ser reconocidos, a que nuestra vida pase de largo y nadie se acuerde de que transcurrimos este tiempo, miedo al miedo. Y miramos pasar la oportunidad de la esperanza con la ñata contra el vidrio”. Así lo expresa monseñor Eduardo García, obispo auxiliar de Buenos Aires, publicado en un matutito porteño. Y exhorta a ir al encuentro del otro “con la caricia y no sólo con la copa, rompiendo distancias y no sólo nueces, regalando alegría verdadera y no sólo electrodomésticos”. (texto completo de la nota)
La Plata
“La noche de Navidad, que llamamos ‘Nochebuena’, sigue teniendo un poder especial de convocatoria, a pesar del oleaje adverso de una cultura secularizada. Las familias y los amigos se reúnen en torno a una mesa e intercambian buenos deseos. La actividad comercial se intensifica. Con frecuencia comprobamos, sin embargo, un extraño fenómeno: hay fiesta y hay alegría pero nadie o muy pocos saben el motivo profundo de estar reunidos. Aquel cuyo nacimiento da origen a la fiesta, suele ser el gran ausente y olvidado. ¿Nos habremos reunido sólo para comer y pasar un buen rato en familia y entre amigos? Los cristianos no menospreciamos estas expresiones de fiesta y alegría, pero queremos vivir la Navidad desde su sentido más profundo”. Así lo expresó el obispo auxiliar de La Plata, monseñor Antonio Marino, durante la misa de Nochebuena celebrada enla parroquia Nuestra Señora de Pompeya, de la ciudad de La Plata. (texto completo de la homilía).+

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