ENCUENTRO EN ESCUELA NOCTURNA MANUELA G. DE TODD

El Jueves 13 de noviembre se realizó en la escuela Nocturna Manuela G. de Todd de nuestra ciudad, que funciona en la Escuela Uriburu, una Jornada para los alumnos de la Escuela, sobretodo para aquellos que han recibido los sacramentos del Bautismo, Comunión y Confirmación. El tema del encuentro se denominaba: "La autoestima y el amor a los demás". Contó con la aprobación de su Director, Sr. Salvador Di Bárbaro; y estuvo a cargo de la profesora Inés Burgos, su esposo el Sr. Secretario de Prensa y Ceremonial de la Municipalidad Ramón Rojas, de la maestra de los alumnos Mónica Rodríguez y del Hermano Franciscano Dante Ríos. Colaboró en una escenificación la Señorita Delma y el Sr. Palomo.
El Encuentro comenzó con una oración y canciones con mímicas:
Oración

Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida;Cuando tenga sed, dame alguien que precise agua;Cuando sienta frío, dame alguien que necesite calor.Cuando sufra, dame alguien que necesita consuelo;Cuando mi cruz parezca pesada, déjame compartir la cruz del otro;Cuando me vea pobre, pon a mi lado algún necesitado.Cuando no tenga tiempo, dame alguien que precise de mis minutos;Cuando sufra humillación, dame ocasión para elogiar a alguien;
Cuando esté desanimado, dame alguien para darle nuevos ánimos.Cuando quiera que los otros me comprendan, dame alguien que necesite de mi comprensión;Cuando sienta necesidad de que cuiden de mí, dame alguien a quien pueda atender;Cuando piense en mí mismo, vuelve mi atención hacia otra persona.Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos;Dales, a través de nuestras manos, no sólo el pan de cada día,
también nuestro amor misericordioso, imagen del tuyo.

Madre Teresa de Calcuta M.C.




Se continuó luego con un trabajo grupal del cuento:

¡Pobres los que guardan cosas!

María Canigó

Al poco tiempo de mudarse al barrio Las Acacias, me llamó la atención oír frecuentes comentarios acerca de doña Rafaela. Un día en el almacén, otro en la verdulería o en la farmacia, con mucha frecuencia doña Rafaela era la protagonista de las charlas entre vecinos.
A fuerza de oírla nombrar, empezó a intrigarme la tal doña Rafaela. Poco a poco y pese a seguir sin conocerla, fui enterándome de su vida. Y lo que iba sabiendo llamaba poderosamente mi atención.
Lo primero que oí fue que había recogido a varios chicos en su casa. Ese día esperaba turno en la carnicería y las dos señoras que estaban delante de mí comentaron:
- ¿supo que doña Rafaela terminó por quedarse con la Elsita?
- ¡No me diga! ¿Esa nena que trajeron porque su madre la abandonó en la calle?
- La Misma. Según me dijeron, la policía anda buscando a algún familiar y mientras…
- Claro, mientras tanto se encarga doña Rafaela. Yo no sé cómo se las arregla…
- Cuando se tiene un corazón como el suyo siempre hay un lugar para uno más. Mire que ya tenía 8 chicos ajenos y ahora cargar con otro…
Y entonces recordé. Quizás porque al morir mamá me había quedado muy sola, lo cierto es que el pensamiento de doña Rafaela no se me iba de la cabeza. Me propuse conocerla ni bien pudiera. Averiguaría dónde vivía y, con cualquier excusa, iría a visitarla. Pero el hombre propone y Dios dispone, como dice un viejo refrán. Una caída de la más tonta, en mi propia casa, me provocó la fractura de una pierna y tuve que quedarme inmóvil más de un mes.
Con ese motivo, mis vecinas se turnaron para acompañarme y atenderme, y yo aproveché para conocer más a doña Rafaela.
Un día, vino a verme la Josefina, quien además de vecina era compañera de trabajo. Su visita me puso muy contenta y se lo comenté.
- ¡Qué suerte que viniste!
- Tenés razón, che. Lo que pasa es que estuve ocupada, doña Rafaela tenía a tres de los chicos con sarampión y fui a darle una mano.
Otra vez mencionaron a doña Rafaela!!!… Entonces aproveché para curiosear y preguntar.
- Che, decime. Desde que vivo aquí, he oído hablar mucho de doña Rafaela ¿qué pasa con ella?
- ¿Cómo? ¿No la conocés?
- No, no la conozco.
- ¡Qué raro! Aquí todo el mundo la conoce. Es una mujer muy generosa y servicial en todo el barrio, como son también algunos vecinos.
- He oído que vive con un montón de niños… ¿por qué no me contás?
- Doña Rafaela quedó viuda hace varios años. Cuando llegó al barrio tenía 3 chicos, 4 años el Carlitos, 3 la María y meses la Elvirita. Después supimos que eran de una vecina que había fallecido. Los chicos quedaron solos y ella los recibió en su hogar. Por eso la ayudan los vecinos…
- Bueno, es lo menos que se podía hacer, ¿no?
- Esperá, que ahí no termina la cosa. Luego recibió en su casa a la Teresita también sin padres y para mantenerlos tuvo que trabajar afuera, pero siguió adelante, siempre contenta, como si lo que hiciera fuera lo más natural del mundo. Cuando la Teresita cumplía el año ocurrió una gran tragedia en el barrio. Un matrimonio joven murió al explotar una garrafa. Dejaban 4 hijos, el mayor de 7 años. Una verdadera tragedia. Para colmo, el matrimonio era paraguayo y no tenían a nadie aquí.
- ¡No me digás que también los recogió doña Rafaela!
- Pues así fue. Prometió que se iba a ocupar de los 4 hermanitos, decía que era un crimen que los separaran ya que nadie los podía recibir a todos juntos… Resultado… 4 chicos más para su familia.
- ¡Es increíble!... El otro día en la carnicería escuchaba que también había recibido a una chiquitita abandonada.
- ¡Sí! A la Elsa, ella es la última, por ahora…
- ¿Pero cómo se las arregla para atender a tantos chicos y encima trabajar? ¿Qué edad tiene?
- Y… no sé… andará por los 40. Según dice ella, los chicos se cuidan entre ellos. Para mí su vida es un verdadero milagro, un milagro de cariño y generosidad.
Cuando se fue mi amiga Josefina mi decisión estaba tomada. En cuanto pudiera caminar iría a visitar a doña Rafaela.
Y sí… un día lo hice. Era de tarde y caí por su casa. Ni bien me vio llegar, corrió a tomarme del brazo, me hizo pasar y me acercó una silla. Enseguida vinieron los chicos y me sirvieron un rico te de peperina. Como si me esperaran.
- Hace mucho frío y esto la va a reanimar- me dijo-. El Yuyo me lo trajo una vecina de Córdoba
Sentí como si la conociera de toda la vida. Se interesó por mí, quiso saber dónde trabajaba… Su cordialidad hizo que olvidara mi timidez y al poco rato me animé a hablarle d elo que sufría viviendo sola, de cómo extrañaba a mi mamá…
- Véngase por acá cuando guste- me ofreció- Va a ver cómo se olvida de su soledad.
En eso 2 chicos se pelearon, mientras un tercero volcaba un balde lleno de ropa y la más chiquita se largaba a llorar porque la había mojado. Mi exclamación surgió espontánea.
- ¡Pobre doña Rafaela, tener que cuidar tantos niños!
Y su respuesta rápida y profunda, aún me tiene pensando:
- ¿Pobre yo? No… ¡Pobres los que cuidan cosas!

Reflexión personal o grupal
1. ¿Qué otro título le podrías al cuento?
2. Señala actitudes de servicio de doña Rafaela
3. ¿Qué la motivaba a doña Rafaela a hacer las cosas que hizo?
4. Leemos ahora la Parábola del Bue samaritano (Lucas 10, 25-37) ¡Con qué personaje se la parábola se identifica a doña Rafaela?
5. ¿Qué mensaje puedo rescatar de esta lectura?

Vino el momento de la Puesta en común donde los jóvenes y adultos compartieron lo siguiente:

























Luego se leyó la Palabra de Dios con la Parábola del buen samaritano que fue representado

Lc. 10,25-37

Un maestro de la ley fue a hablar con Jesús, y para ponerlo a prueba le preguntó:
--Maestro, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?
Jesús le contestó:
--¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué es lo que lees?
El maestro de la ley contestó:
--'Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente'; y 'ama a tu prójimo como a ti mismo.'
Jesús le dijo:
--Has contestado bien. Si haces eso, tendrás la vida.
Pero el maestro de la ley, queriendo justificar su pregunta, dijo a Jesús:
--¿Y quién es mi prójimo?
Jesús entonces le contestó:
--Un hombre iba por el camino de Jerusalén a Jericó, y unos bandidos lo asaltaron y le quitaron hasta la ropa; lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote pasaba por el mismo camino; pero al verlo, dio un rodeo y siguió adelante. También un levita llegó a aquel lugar, y cuando lo vio, dio un rodeo y siguió adelante. Pero un hombre de Samaria que viajaba por el mismo camino, al verlo, sintió compasión. Se acercó a él, le curó las heridas con aceite y vino, y le puso vendas. Luego lo subió en su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó. Al día siguiente, el samaritano sacó el equivalente al salario de dos días, se lo dio al dueño del alojamiento y le dijo: 'Cuide a este hombre, y si gasta usted algo más, yo se lo pagaré cuando vuelva.' Pues bien, ¿cuál de esos tres te parece que se hizo prójimo del hombre asaltado por los bandidos?
El maestro de la ley contestó:
--El que tuvo compasión de él.
Jesús le dijo:
--Pues ve y haz tú lo mismo.




Con la iluminación d ela Palabra de Dios Ramón compartió una reflexión en torno a la Autoestima y el Evangelio de Lucas:
LA IMPORTANCIA DE LA AUTO-ESTIMA

Es tan importante en la vida que se puede decir que es el mejor regalo que los padres pueden hacerle a sus hijos. De la auto-estima de una persona depende como será su trato con los compañeros y qué éxito tendrá en los estudios y qué tan creativo será en su trabajo. Se han investigado a fondo que los desórdenes psicológicos y fisiológicos que padecemos todos, tiene su origen en una baja autoestima. Mencionamos algunos a continuación: La depresión, la neurosis, el suicidio, la drogadicción, el alcoholismo, la prostitución, la pornografía, el maltrato o abuso a la esposa y a los hijos.
Autoestima viene siendo como la imagen mental que tienes de tí mismo, es la manera como tú te amas. Dicen que de todos los juicios el más duro es el que hacemos de nuestra persona.
Es la estima que te das a tí mismo. Es pensar bien de tí y quererte realmente, no por tus posesiones sino simplemente porque existes, por ser quien eres.

La autoestima es formada por dos partes:

Sentir que valgo como persona por lo que soy y otra sentir que puedo hacer algo útil, que tengo un don o carisma que puedo ofrecer o compartir con los demás, como tocar la guitarra, algún deporte o cualidad por la que brilles, especialmente cualidades espirituales.
Viene siendo la suma de la confianza y el respeto que siento por mi persona. La autoestima tiene 3 clasificaciones, la baja, la mediana y la alta.
¿Cómo reacciona o cómo se comporta una persona con una baja auto-estima?

Tiene dos extremos: por un lado están los PASIVOS. Aquí se encuentran aquellos que se sienten acomplejados, menos, son tímidos, no se hallan, se sienten inseguros, son susceptibles, se comparan y cuando se comparan salen perdiendo. Les da trabajo relacionarse, le tienen miedo a la gente, piensan mal de sí mismos y de los demás. Se sienten insatisfechos, no están a gusto con la vida y con las personas que les rodean. Por el otro lado también están los AGRESIVOS de palabra y de trato, los que critican y lastiman cuando hablan, aquellos que ven lo malo únicamente, se quejan, se deprimen.
Los impositivos. Aquí se hace lo que yo digo- y si no te gusta mala suerte. Aquéllos que para sentirse bien necesitan hacer sentir mal al más pequeño o al más débil. Estas personas echan a perder lo que pasa por sus manos y por su vida. Aquí están los perdedores, su vida está encaminada hacia el fracaso o a la auto-destrucción.

¿Cómo reacciona o se comporta una persona con una mediana auto- estima?

Es tímido, trata de pasar desapercibido, no llama la atención, es conformista, con un 6 se siente satisfecho, se aburre ante la vida, espera que las cosas sucedan o caigan del cielo.
Es el típico borrego que hace lo que el líder dice, siente una apatía por la vida, hace las cosas por salir del paso, es tibio, no planea nada, si sale bien, qué bueno, y si no también. Deja las cosas para mañana. No intenta cambiar o mejorar, aquí está el que complace con tal de ser aprobado o aceptado. Esta persona no es un fracasado, pero tampoco será un exitoso. Su vida está encaminada a la mediocridad.

¿Cómo actúa una persona con una alta auto-estima?

Ama la vida, se siente feliz consigo mismo, con su sexo y el lugar donde le ha tocado vivir. Reconoce lo bueno de las demás personas y se los dice. Se siente responsable y actúa de esa manera. Lleva las riendas de su vida, controla sus instintos y tiene dominio de sí mismo. Sin embargo, como es humano, cuando comete errores, no se lamenta sino que aprende de ellos, les saca provecho. Es activo, participa. Es aquél que hace lo que tiene que hacer, cuando lo debe hacer y como hay que hacerlo. Su vida está encaminada hacia el éxito.



Y como todos los jueves, a los estudiantes la Escuela les ofrece gaseosa con sandwich. Luego de ello se siguió compartiendo y finalizamos la Jornada con la oración del Padrenuestro, buscando entre todos aceptarnos para poder así ayudar a otros, como Jesús lo hizo.

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